domingo, 7 de agosto de 2011

Amar es darlo todo

El hombre estaba tras el mostrador, mirando la calle distraidamente. Una niñita se aproximó a la tienda y apretó la naricita contra el vidrio del escaparate. Los ojos de color del cielo brillaban cuando vio un determinado objeto. Entró en la tienda y pidió ver el collar de turquesa azul.

Es para mi hermana. ¿ Puede hacer un paquete bien bonito ?, dijo ella. El dueño de la tienda miró desconfiado a la niña, y le preguntó: ¿cuanto dinero tienes?. Sin dudar, sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Colocó el dinero sobre el mostrador, y dijo feliz, ¿esto alcanza?, era apenas algunas monedas las que exhibía orgullosa, ¿sabe?, quiero dar este regalo a mi hermana mayor.

Desde que murió nuestra madre ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy segura que quedará feliz con el collar, que es del color de sus ojos. El hombre fue hacia la transtienda, colocó el collar en su estuche, lo envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabado lazo con una cinta verde.
Toma, dijo a la niña. Llévalo con cuidado. Ella salio feliz, corriendo y saltando calle abajo.

Aún no acababa el día cuando una linda joven entró en la tienda. Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio, desecho, e indagó: ¿Este collar fue comprado? ¿cuánto costo?. ¡Ah!, habló el dueño de la tienda. El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre vendedor y el cliente.
La joven exlamó: Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es auténtico, ¿no?. Ella no tendría dinero para pagarlo.

El hombre tomó el estuche, lo envolvió de nuevo con extremo cariño, colocó la cinta y lo devolvió a la joven. Le dijo: Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar: ” ELLA DIO TODO LO QUE TENIA”.

el silencio envolvió la pequeña tienda y dos lágrimas rodaron por la faz emocionada de la joven en cuato sus manos tomaban el pequeño envoltorio.
(Autor desconocido).

La verdadera donación es darse por entero, sin restricciones. La gratitud de quien ama no conce limites para los gestos de la ternura. Agradecer siempre, pero no esperar el reconocimiento de nadie. Gratitud con amor no sólo reanima a quien recibe, reconforta a quien ofrece. (Rosario Gómez)

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